Así construyeron Macondo para Cien años de soledad, la serie de Netflix

Ayer 17 de abril, al cumplirse 10 años de la muerte de Gabriel García Márquez, se compartió el primer video de lo que será una de las producciones más ambiciosas de Colombia: Cien años de soledad, la serie de Netflix, dirigida por la paisa Laura Mora y Alex García López, que recreará el Macondo de Gabo. Un pueblo mítico que fue construido de la nada.

Por estos días la productora ha revelado más detalles de esta producción y de lo que ha implicado su rodaje. El Tiempo fue uno de los medios invitados a conocer el set de grabación y desde allí, contaron algunos de los secretos del Macondo construido de la imaginación, intentando ser fiel a las descripciones de Gabo.

El medio colombiano aseguró, literalmente, que este pueblo se construyó de la nada, en cercanías de Alvarado, Tolima, en un espacio grande, que equivale a 70 canchas de fútbol. Según la descripción del medio, las calles son polvorientas “preñadas de espíritus caribeños, son la transcripción fidedigna del mundo de Gabo, edificada en tiempo y un grado de precisión alucinante”.

Carolina Caicedo, productora general, contó al medio que para la construcción de Macondo se requirió de 1.100 personas y buscaron varias locaciones en el país, también con unas condiciones que los hijos del Nobel, Rodrigo y Gonzalo García Barcha, le habían hecho a la productora: que se grabara en Colombia y fuese en español.

“Estuvimos por el centro del país, en Cali, Villavicencio y Girardot; por la costa Atlántica, en lugares como Palomino, Santa Marta y Barranquilla. Fueron muchas semanas y muchas horas de búsqueda para encontrar el lugar indicado que permitiera llevar a cabo una producción de esta dimensión”, agrega la productora a El Tiempo.

Los paisajistas de la producción debían encontrar un espacio con un árbol gigantesco, para construir la plaza y el pueblo. Además, debía tener un río cercano y unas montañas que asemejaran la Sierra Nevada. 

Según Francisco Ramos, vicepresidente de contenidos de Netflix Latinoamérica, “ni siquiera las series estadounidenses filmadas en Colombia han alcanzado el nivel de complejidad de esta producción”, aseguró para El Tiempo.

Las calles de Macondo están marcadas con placas en cerámica con nombres familiares. Por poner un ejemplo, la calle Papalelo (apodo con el que Gabo llamaba a su abuelo, el coronel Nicolás Ricardo Márquez). También está la calle Tranquilina, por su abuela materna. Además, también hay referencias al Doctor Séptimus, el seudónimo con el que Gabo firmó sus primeras columnas en el diario El Heraldo. 

Para hacer algunas reconstrucciones de Macondo se requirió de investigaciones históricas, como fue en el caso de la oficina del primer mandatario del pueblo, el corregidor Apolinar Moscote, que llegó a Macondo aproximadamente en 1886.

De hecho, el director de arte, Eugenio García, tuvo varios retos. “El escenógrafo se enfrentó al desafío de encontrar una solución que fuera ligera, ecológica y económica. Ideó un sistema que consiste en una malla venada a la que se le aplica cascarilla de arroz. Dado que nos encontramos en una región arrocera, era fácil de conseguir. Luego, se aplica un impermeabilizante a base de agua. Una vez que se seca esta capa, se monta sobre las estructuras y se recubre con cemento. Este se mezcla con jabón y cascarilla de arroz para reducir su peso, manteniendo al mismo tiempo el acabado rústico que buscábamos”, agregaron para El Tiempo.

Sobre la casa de la familia Buendía se sabe que se encuentra rodeada de una carpa de 45 metros de largo por 25 metros de ancho y en su punto máximo, 20 metros de altura. Esto lo hicieron para garantizar condiciones de luz al momento de grabar y de las múltiples posiciones de la cámara. La casa tiene dos pisos y numerosos cuartos que recuerdan a las familias colombianas con varios hijos.

La construcción de la casa se hizo alrededor de un falso castaño (por logística) en el que amarran a José Arcadio Buendía cuando lo encuentra la locura. La casa tardó en construirse, en su totalidad, tres meses. Otro dato es que será una casa añejada, por el paso de los cien años de Macondo.

Para sus jardines y huertas se plantaron especies reales, de acuerdo a la descripción del libro “Flora de Macondo”, escrito por el botánico colombiano Santiago Madriñán. También están presentes el laboratorio de alquimia y el cuarto de Melquíades.

Un detalle es que se elaboraron numerosos pescaditos como prendedores de recuerdo, para los visitantes de la aldea.

Dentro de la producción se encuentran numerosos talentos como el diseñador de producción Eugenio Caballero, ganador del premio Óscar por el Laberinto del fauno. Pero además, se trabajó con el talento local del país con ollas y macetas de Lorica, hamacas de La Guajira, tapetes del Cesar, filigrana de Mompox, vidrieras y forja de Bucaramanga, canoas y atarrayas de la Ciénaga grande de Córdoba.

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