La Vorágine, la gran novela colombiana, cumplirá un siglo

“La gran novela de Colombia es La vorágine” , así la definió en su momento el escritor colombiano Antonio Caballero, que el próximo año cumplirá un siglo desde su primera publicación, por lo que se esperan toda una serie de homenajes y celebraciones.

Para conmemorar esta fecha, de manera anticipada, se publica, en un sólo volumen, La Vorágine junto al célebre poemario ‘Tierra de promisión’, que encarna la relación lírica del autor, José Eustasio Rivera, con el paisaje selvático. 

Se trata de una edición especial de Penguin Random House Grupo Editorial en asocio con la Universidad de Los Andes.

Para ello, sus editores tomaron la última versión de la novela que publicara su autor y se rescatan los mapas que el autor incluyó y que fueron omitidos en ediciones posteriores. 

En 2024 se cumple un siglo de la aparición de una de las novelas que más han marcado la literatura colombiana y una de las más representativas de Latinoamérica: ‘La vorágine’. Un extraordinario recorrido por la selva, una denuncia, una epopeya, una mirada a la vida de los habitantes de tierras alejadas del centro del país.

“A cien años de su publicación en 1924, ‘La vorágine’ de José Eustasio Rivera es uno de los grandes clásicos de la literatura latinoamericana. Como buen clásico, es una obra que apenas si hace falta su lectura para conocer la historia y tener una imagen de lo que representa. La novela ha pasado del ámbito de la literatura al de la cultura como un referente que prescinde, casi, del texto mismo y se eleva un poco por encima de él para multiplicarse como referente en diversos ámbitos”, afirmó Erna von der Walde y Margarita Serje en la introducción de esta nueva edición. 

Las dos expertas manifiestan también que “La novela de Rivera no es un canto a un idilio que ha de perderse ante los avances de la modernización, sino un retrato del proceso mismo, situado geográficamente en una zona marginal de la nación, que puede igualmente leerse como metáfora del margen que constituye la modernidad en la periferia. El mundo violento de la acumulación primitiva que la novela relata es una especie de máscara macabra de la modernidad. Ante la asunción generalizada de que modernidad es un equivalente de civilización, el rostro bárbaro de la modernidad va a ser consignado a la premodernidad y la barbarie. Que esto haya sido pasado por alto durante tanto tiempo en la historia de la crítica de esta novela obedece en parte al lente distorsionador de la clasificación: lo estudiosos de La vorágine en su gran mayoría no logran salir de la restricción que impone su pertenencia a la novela de la tierra. Pero, ciertamente, tiene también que ver con la fuerza del discurso moderno como discurso civilizatorio que no permite ver, parafraseando a Walter Benjamin, el ‘documento de barbarie’ que constituye el ‘documento de civilización’”.

Los juicios críticos que aparecieron tras su lanzamiento en 1924 no estuvieron a la altura de la profundidad de la novela y los temas que como el propio Rivera decía tenían una “trascendencia sociológica” se pasaron por alto. Pero con los años y las relecturas se ha podido descubrir dónde el autor quería poner las banderas rojas.

Una nueva oportunidad para embarcarse en la aventura del protagonista, Arturo Cova, por regiones que hasta hoy siguen al margen. Además, brinda la posibilidad de reflexionar sobre su riqueza natural y la situación de sus habitantes actualmente.

Una pareja de amantes, el poeta Arturo Cova y Alicia se fugan a la selva amazónica. A través de ellos, Rivera expone la situación de colonos e indígenas, maltratados y sometidos a un trato deshumano por sus patrones durante la fiebre del caucho, a fines del siglo xix y comienzos del XX.

Es una novela a la cual no le pasan los años. Con algunas influencias del romanticismo y el modernismo, formando parte de las obras del realismo social latinoamericano, con abundantes regionalismos en el lenguaje, el relato cambia de narradores.

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