Cuando también hay que “celebrar” el día del recluso

Ser privado de la libertad es “un cuento serio”, le escuché a un ex recluso, cuyo perfil prefiere “mantener en bajo”.

Las puertas de un nuevo mundo se habían abierto para él justo cuando pisó el renombrado centro penitenciario de la ciudad del carnaval en Colombia y con ella, la lucha por querer dormir en la cama junto a quien es su amada desde hacía siete años, por la comida de mamá un domingo y “el parche” con los amigos, y no poder.

Una mañana de un 24 de septiembre, escuchó al salir de la celda: ¡feliz día del recluso! No sabía si era burla o es que los reclusos tenían un día al año para celebrarlo solo a ellos. Del mundo de la cárcel le faltaba conocer, aunque había pasado despierto casi las 720 horas del primer mes, porque no se confiaba al dormir. “Yo lo que sabía es que uno debe estar mosca”.

Supo esa mañana que el día del recluso se celebra en las cárceles de Colombia y que hasta tienen una santa: La Virgen de las Mercedes, y que, por eso, la celebración de ese día empezaba con una misa.

Así, año tras año, los directivos de las cárceles en Colombia hacen actividades en este día a sus presos, no como felicitaciones a sus malos actos en la sociedad, ¡no!, todas enfocadas en devolverlos más educados, mas íntegros y valerosos.

Este año, las cárceles en Barranquilla, celebraron el importante 24 de septiembre para los reclusos, el domingo. Con una misa proyectada en un video beam, por motivos de la pandemia por el coronavirus, un almuerzo “un poco más especial” expresó el director de uno de los centros penitenciarias y que será  donado por la empresa de alimentos que trabajan con las cárceles, un bingo, y sobre todo y más importante: las medidas de bioseguridad, para cuidarlos del virus y puedan, en otro momento, celebrarlo mejor.

Por: Adriana Ricardo

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