Les llaman “Los Increíbles”. Y sí, así como se titula su libro son padre e hijo, protagonistas de un proyecto inspirador que surgió de una de esas inexplicables dificultades que presenta la vida.
Hace algunos años, un paro cardiorrespiratorio cuando no superaba los seis meses, derivó en una parálisis cerebral que hoy hace que le cueste un poco más moverse o hablar al pequeño Luis David Caro. En ese momento, la familia Caro Wagner solo vio caos y confusión. Sin embargo, con el paso del tiempo, para él no fue un impedimento ni una discapacidad, solo un desafío diferente que lo hace imparable. Para su padre, Oscar Caro, sin planes de que el deporte fuese una prioridad en su vida, fue toda una locura cuando de repente su hijo le dice que no desea más terapias después de ver juntos una película llamada “Ironman”, en el que los participantes deben nadar una distancia de 3,8 kilómetros; recorrer 180 kilómetros en bici y andar a pie otros 42 kilómetros.
“Se acabó la película y me dijo: ‘Eso me parece muy bacano, hagámoslo’ y le respondí: ‘Espera, pero es que yo ni sé montar bicicleta y mucho menos nadar. ¡Estás loco! Y bueno, así empezó todo”, recuerda Óscar, quien le siguió la cuerda a Luis David y así comenzó este inspirador proyecto de vida.
Pero una cosa es correr y otra muy distinta es hacer triatlón. Esta competencia consiste en la realización de tres disciplinas deportivas: natación, ciclismo y carrera a pie, que se realizan en orden y sin interrupción entre una prueba y la siguiente. El esfuerzo para Oscar se triplica cuando de cumplir esta cuota se trata, ya que en cada prueba de este tipo lo empuja durante 10 kilómetros en su silla de ruedas adaptada, luego el recorrido en bicicleta con 40 kilómetros más, y lo arrastra en bote durante 1 kilómetro y medio cuando llega el momento de nadar, sumado a esto, los elementos propios de la carrera y los 50 kilos de peso de Luis David. Toda una labor titánica. “Comenzamos con competencias normales, incluso tranquilas. Luego él me dijo que ya estaba muy aburrido, que hiciéramos algo mucho más grande”. Así han construido juntos una hoja de vida maratónica que ya suma más de 20 carreras y casi 600 kilómetros en competencia.
Tanto padre como hijo son imparables. Luis David, por ejemplo, no solo se ha destacado en clases de física y matemáticas, también toca el piano y el chelo a pesar de la poca movibilidad en sus dedos, además, dibuja en carboncillo y en acuarela.
Con esa misma confianza en cada una de sus actividades, Luis David ha encarado junto a su padre pruebas físicas exigentes frente a otros competidores que no tienen ningún tipo de discapacidad. Ambos relatan cómo es cada recorrido. Oscar dice que Luis David todo el tiempo le hace bromas y así cada kilómetro es más placentero. Muchas veces los cambios de clima en las competencias han hecho mella en el cuerpo de Oscar y tanto física como mentalmente siente que será imposible llegar a la meta. “En una carrera me dio fiebre y sentía que debía parar, fue muy difícil. Sin embargo, mi hijo es esa voz de aliento cuando me siento vencido”.
Y para muchos que no están en la piel de Oscar y piensen que es una carga llevar a cuestas a su hijo en cada prueba, el papel que juega Luis David es indispensable. Él es quien lo sostiene no solo cuando compiten, sino en cada escenario de sus vidas. “El esfuerzo es sobrehumano, pero veo su sonrisa cada vez que pasamos una meta y eso lo paga todo”.
El equipo Caro Wagner, conformado por su grupo familiar, saben que lo difícil no es terminar una carrera, sino llegar a ella. La logística, transportar los equipos especializados y hacerle frente a la intolerancia e insensibilidad de las aerolíneas, que insisten en cobrarles de más por el tamaño de su equipaje, muchas veces hacen que se abstengan de competir. Pero todo este tipo de situaciones, en vez de mermar sus fuerzas, permite que este “dream team” (equipo de ensueño), siga inspirando a través del mundo. Además de tantos kilómetros recorridos, Oscar Caro lidera el Centro de Rehabilitación FIDEC, como una alternativa para el manejo integral de la parálisis cerebral.
Ya han puesto a prueba su coraje y resistencia en triatlones en San Andrés y Paipa, así como maratones en Miami o Medellín, ahora van por lo grande. El Grupo IRONMAN es el máximo organizador de eventos deportivos de participación masiva en el mundo, y cada año participan más de un millón de atletas en deportes de resistencia como triatlones y carreras ciclistas y multideportivas. Entrar en la carrera IRONMAN —que es el triatlón más exigente del mundo en su modalidad— era el gran deseo del Team Caro Wagner, pero Luis David era menor de edad y aún no podía participar. Luego conocieron al director del IRONMAN Europa, le contaron de su sueño, y el expresó su apoyo al equipo, así que recibieron una invitación para participar el próximo 29 de agosto de este año, convirtiéndose así en el primer equipo latino en triatlón de 226 kilómetros. Para esta exigente prueba, llevan más de un año entrenando y se llevará a cabo en Hamburgo, Alemania.
Este vínculo entre padre e hijo es muy especial, tan especial como la consigna con la que concluye Oscar Caro en este diálogo con Prensa News: “mi hijo y yo hemos recorrido muchos kilómetros. Cada paso que damos, cada meta que cruzamos, sabemos que nuestra fuerza no viene de mis piernas…nuestra fuerza es EL AMOR”.
Por Sandra Escudero de Moya
Conoce más del Team Caro Wagner en www.teamcw.co o en @teamcarowagner
