Análisis: Emergencia médica

El estrés laboral, producto de la crisis hospitalaria, está afectando al talento humano médico en Colombia. Asociaciones de profesionales de la salud insisten en que es urgente decretar el confinamiento obligatorio general por dos semanas seguidas, debido a que se agota o ya no hay capacidad de reacción en los hospitales y clínicas.

Áreas de recuperación post-anestésica  y hasta los quirófanos están siendo acondicionados como UCI para atender esta nueva cepa del Coronavirus que, según los entendidos en la materia, es más letal que las anteriores. Además, la tercera ola de contagios tiene a los científicos buscando respuestas ante su altísima velocidad o rápida expansión, tal y como está ocurriendo en Barraquilla, aunque también es necesario considerar que ha aumentado el muestreo o toma de pruebas Covid-19.

Frente a este alarmante panorama, médicos en la costa Caribe están recomendando – así como ocurrió hace una semana en Medellín – que la gente guarde cuidados en casa para evitar en lo posible la necesidad de ir a un centro asistencial, ya que el comportamiento de patologías «comunes» o del día a día como las emergencias por apendicitis, partos e infartos al corazón, han mantenido su ocurrencia promedio. Así las cosas, el confinamiento no sólo pretende frenar los contagios de Covid-19 o «disciplinar» a los rumberos, también busca bajar los niveles de accidentalidad que requieran atención médica de mediano o alto cuidado intensivo ante el colapso del sistema hospitalario, tanto en el sector público como privado.

En la práctica, no hay cama para tanta gente y el agotamiento médico está sobrecargado por las extenuantes jornadas intentando salvar vidas, no sólo frente a la gravedad por casos covid-19. Finalmente, se trata de personas, seres de carne y hueso que también tienen familia que las esperan en sus casas, y los quieren vivos y sanos.

Desde la otra orilla es necesario considerar a quienes integran esa llamada primera línea de batalla: médicos, enfermeras, paramédicos, asistentes…todos igual de agotados, desesperados y angustiados ante tanta incertidumbre y ahora se suma lo impredecible del virus mutante.

Si algo nos debe enseñar – definitivamente – esta pandemia es que la solidaridad y las acciones consecuentes para procurar el bien común son necesarias al momento de superar las adversidades que nos afectan a todos. Hoy el dolor y la tristeza no sólo tocan a quienes lo sufren en carne propia. Nos impacta a todos, directa o indirectamente, porque esta pandemia no distingue condición socio-económica, posición o estatus, parentesco o familiaridad. La responsabilidad es de todos.

Por: Freddy Gutiérrez B.

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