Voto castigo

El acontecer político actual en Colombia tiene argumentos de campañas que son de vieja data y resulta suficiente o apenas lógico recordar repetidas promesas sobre «acabar con la pobreza, mejorar la salud, generar empleo, combatir la a inseguridad, ofrecer más y mejor educación, cuidar el medio ambiente, acabar el narcotráfico, lograr la paz, etcétera.» Y También cobran vigencia promesas que podrían ser catalogadas como de nueva generación: «impulsar la conectividad, promover el emprendimiento y el empleo para la juventud, generar energías limpias o construir para un futuro».

Pero, sin duda alguna, la polarización que enmarca el espectro político nacional está focalizada en la gran promesa de enfrentar la corrupción. Por eso hasta resulta irrefutable la opinión de tratarla como el peor de nuestros males, incluso por encima de la pandemia del Covid-19.

Es la corrupción la matriz de todo en Colombia y en ese orden de ideas sobre qué se podría reflexionar.

¿En esta contienda electoral por la presidencia de la rupública hay candidatos anticorrupción o en contra de la corrupción?

¿Será determinante el voto castigo contra la corrupción en los comicios de mayo próximo?

¿Estamos realmente los electores colombianos frente a un dilema para decidir a favor del voto anticorrupción o no hay nada que hacer?

Si bien nuestra realidad social ha estado marcada históricamente por los conflictos, las difefencias, desigualdades e inequidades que le han dado paso a procesos políticos, involucrando a los diversos actores sociales y sus intereses, el equilibrio nunca ha significado el punto de quiebre para unos y otros. Es tiempo entonces de repensar en un nuevo rumbo que ojalá ofrezca la concertación política como una salida para que nada siga siendo lo mismo y procurar así ese equilibrio que nos permita – a la gran mayoría – vivir mejor, en paz y con justicia social. Esa justicia que sea posible enfrentando el flagelo de la corrupción que día a día acaba, por ejemplo, con el Plan de Alimentación Escolar (PAE) para los niños más necesitados en nuestro país.

«Amanecerá y veremos»…

Por: Freddy Gutiérrez B.

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