Un crítico social detrás de una tira cómica: el eterno Quino

“El mundo llora la muerte de Quino, el entrañable padre de Mafalda”, “Reacciones tras la muerte de quino, creador de Mafalda”, “Muere Quino: el caricaturista argentino, padre de Mafalda, falleció a los 88 años”, fueron algunos de los titulares con los que se registró la muerte del célebre humorista en el mundo, acompañado de una tal ‘Mafalda’, como si fuera su apellido…

A decir verdad, es su mejor y mayor creación, lo que comenzó como una publicidad para lavadoras, ¿quién lo iba a creer?, terminó convirtiéndose en una de las tiras cómicas más críticas en el mundo, quizás. Protagonizada por la sarcástica niña de alto volumen de cabello y moño rojo, que le ha mostrado al mundo cuanto odia la sopa.

El 30 de septiembre de este intrincado año 2020, de un accidente cerebrovascular, murió el humorista, convertido en  sociólogo y comentarista popular por sus dibujos, el querido y respetado Joaquín Salvador Lavado, apodado Quino, para diferenciarlo de su tío Joaquín, de quien adoptó su nombre.

Lo que pudo ser un duro golpe entre 1945 y 1949 para Quino, fue el empujón que lo llevó a apostar por dibujante humorista como profesión. Perdió a sus padres, dos españoles inmersos en Argentina, en ese lapso de solo cuatro años. Y justo cuando cumplió los dieciocho años, viajó hasta Buenos Aires para presentar sus dibujos en redacciones de diarios y revistas. Un viaje sin éxito. Años más tarde, en 1954, publicaría su primera página de humor gráfico. Así se dio a conocer en otros medios: Panorama, Che, Leoplan y Atlántida, que le abrieron espacio en sus páginas.

En 1958 consiguió ser contratado para ilustrar campañas publicitarias en una empresa de electrodomésticos llamada Agens, quienes apostaron por sus dibujos, los cuales, curiosamente le impusieron que los nombres comenzaran por la letra M. Pero fue un proyecto que no logró consolidarse, por lo que Quino guardó sus tiras de dibujos.

Seis años más tarde, la inocente y lúcida Mafalda aparecería, para criticarlo y cuestionarlo todo con su pandilla de amigos. Quino ‘traería al mundo’ a la pequeña Mafalda con una pizca de humor para hacer duras reflexiones sobre la sociedad. Las primeras viñetas se publicaron en Leoplan y luego en el seminario Primera Plana de Buenos Aires se presentaron los comics del ilustre Quino de una manera periódica. Escalando de revista en revista, Mafalda saltó a gran parte del mundo.

Para la navidad de 1966, un libro reunió por primera vez las tiras cómicas ordenadas. Cinco mil ejemplares fueron impresos y se agotaron más rápido de lo planeado. Un año después, Jorge Álvarez, quien había editado el primero libro, editó ‘Así es la cosa, Mafalda’, siendo también, un éxito comercial. Así pues, comenzaron a traducirse las tiras de la controversial Mafalda, que empezaban con el prólogo de Umberto Eco. Inicialmente los libros fueron editados en España y Portugal. Luego, desde 1970, también se hicieron en países como Finlandia, Alemania, Grecia o Francia.

En libros como Mundo Quino (1967), Bien gracias, ¿y usted? (1976), Hombres de bolsillo (1977), Gente en su sitio (1978), Déjenme inventar (1983), compiló toda su obra.

A petición de la UNICEF, en 1977, Quino ilustró la Edición Internacional de la Declaración de los Derechos del Niño, con Mafalda y algunos de sus amigos, justo cuando se instaló en Milán.

En 1978 recibió en Trofeo Palma de Oro, la más alta distinción del Salón Internacional del Humorismo en Bordighera. En 1982 se le otorgó el premio Konex de platino por ser elegido como Dibujante del Año. Y en 1988 la ciudad de Mendoza le dio el título de Ciudadano Ilustre.

Los premios y exaltaciones de Quino continúan hasta hoy. La sociedad, a donde llegaron sus tiras cómicas, celebra su profesión de humorista y de «ilustre bonaerense», concedido por la Legislatura de la capital argentina.

Por: Adriana Ricardo

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