La calle 72 de Barranquilla se convirtió en un escenario campal entre los manifestantes que se oponían a la realización del partido de fútbol Junior-River y las fuerzas policiales.
Los hechos desencadenaron una auténtica noche de terror en esa zona. El servicio de Transmetro quedó suspendido en medio de las cruentas cargas policiales y la respuesta de los manifestantes.
Con piedras, bombas molotov, gases lacrimógenos y desmanes en locales comerciales, este punto, uno de los más representativos de la capital del Atlántico pasó a referenciarse como otro violento episodio del paro nacional.
A pesar de los hechos en la calle 72, el encuentro futbolístico se realizó en medio de una tensa normalidad interrumpida, por ejemplo, en el minuto 23 del juego debido a la presencia constante de gases lacrimógenos alrededor del escenario deportivo. Las descargas policiales, incluso, se escucharon durante los actos protocolarios del partido.