Mercedes: la mujer que ayudó a la grandeza de Gabo

A los seis años, tres meses y 28 días después de que partiera de la vida el hombre que a Mercedes Raquel Barcha Pardo, siendo muy joven le endulzó la vida con letras, ella fue en su búsqueda para no seguir escondida en las soledades del destino y poder llevarlo de la mano por el mundo del adiós eterno. En esa endulzada de frases que Gabriel García Márquez manejaba con maestría, le dijo una que la llevó al cielo, como aquella vez lo hizo con Remedios, la bella. “Te quiero no solo por cómo eres, sino como quien soy cuando estoy contigo. Te confieso que no tengo un instante sin pensar en ti, que todo cuando como y bebo tiene tu sabor, que la vida eres tú a toda hora y en todas partes. Que el gozo supremo de mi corazón sería morirme contigo”. Mercedes, con su manera de ser noble y decidida, fue la artífice de la fantasía del libro ‘Cien años de soledad’, sabiendo conducir el barco del hogar mientras él se zambullía desde su cuarto en los capítulos de una historia que no tuvo un final feliz, pero para ellos si lo fue. Este sacrificio años después le permitió a Gabo obtener el Premio Nobel de Literatura, que se celebró en Estocolmo a ritmo de vallenatos. No fue nada fácil la peripecia cuando la plata que se había reunido solamente alcanzó para seis meses, mientras el proceso de redacción del libro duró año y medio. Nunca faltó nada y de la fe combinada con la esperanza partió todo. La elocuente declaración de Gabriel García Márquez dejó claro el papel que desempeñó su mujer. «Sin Mercedes no hubiera llegado a escribir el libro». La importancia en su momento también la ratificó Aída, hermana menor de Gabo, al expresar. «Lo que sí me consta, es que Gabito respira por el pulmón de Mercedes».   Por: Juan Rincón Vanegas / Publicado por Colprensa
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