Honoris Causa al escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal

Alas 3 de esta tarde, la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla entregará el título Honoris Causa al escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal (Tuluá, 1945), uno de los clásicos de la narrativa colombiana contemporánea.

Álvarez Gardeazábal es autor de diecisiete novelas, y más de otra docena de libros de cuentos, ensayos y artículos de opinión. Premiado y celebrado, mordaz y contestatario, apasionado e implacable en la búsqueda de las verdades ocultas de las regiones y el país, es, sin duda, una conciencia viva, visionaria, y una criatura obstinada en su vocación de crear ficciones surgidas de su inmersión profunda en la realidad, y en crear nuevas realidades surgidas de las ficciones despiadadas y a la vez maravillosas que depara la existencia. Es autor de ‘Cóndores no entierran todos los días’ (1971), una novela icónica de la literatura nacional que sigue leyéndose medio siglo después de publicada. Fue premiada en España y exaltada por uno de los jurados: el Premio Nobel Miguel Ángel Asturias. Medio siglo después de ser un autor leído y premiado en España, el escritor ha regresado nuevamente a España con la reedición de su novela ‘La misa ha terminado’ (2022), que ha tenido éxito entre los lectores españoles.

Confesiones del escritor

“Como fui precoz en la lectura y antes de entrar al kínder (en aquella época no existían pre-escolares ni nada de eso) sabía leer de corrido, mi padre me regaló ‘El libro de oro de los niños’, que era una colección de seis libros con resúmenes de todas las áreas de humanidades y, cuando los devoré, me regaló la colección ‘Pulga’, que eran 100 libritos en tamaño enano que condensaban de manera absurda las grandes obras literarias de la humanidad. Es decir que yo primero me leí el resumen de las obras que después me cautivaron. Mis personajes no han sido niños. Esa deuda trato de pagarla en ‘El papagayo tocaba el violín’, donde el narrador es un niño dotado de la capacidad de recordar desde el mismo día de su nacimiento. Por el otro lado, la influencia de mis padres es evidente, soy hijo de un paisa emprendedor (pleonasmo), autodidacta y como tal sembrador de lecturas. Y de una madre artista, pintora, violinista y fundamentalmente católica”, le contó a El Universal.

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