Estadio Metropolitano: una promesa de amor

Más allá del hecho que el Estadio Metropolitano Roberto Meléndez fue inaugurado el 11 de mayo de 1986, un aspecto importante es su misticismo.

Según aquellos que vivieron el primer partido que se disputó en ese lugar, solo existe un evento con el cual puede ser comparado.

No hablaremos de la despedida del ídolo del fútbol colombiano Carlos «El Pibe» Valderrama, aunque el retiro del hijo de Pescaíto fue con bombos y platillos no es ni sombra del día que Edgar Perea llegó cómo mandado del cielo.

Fue en un duelo Atlético Junior e Independiente Santa Fe en el año 1987. Al «Coloso de la ciudadela» no le cabía ni un aficionado más. En palabras del árbitro de la época Armando Pérez: «parece que acá se fuera a disputar la finalísima de la Copa».

Ambos eventos fueron los llenos más espectaculares del escenario, con la diferencia que el campeón bajó del helicóptero en el centro del campo, se dejó caer sobre la grama y la besó una o dos veces.

Aquel día Perea volvió a demostrar el amor por Barranquilla y por el Metropolitano. Incluso en una entrevista con José Cervantes Ángulo publicada en el libro «Edgar Perea polémico: lo que nunca ha dicho ante los micrófonos» aseguró:

«Curramba, la Bella, es la única tierra que me conozco como la palma de mi mano y la única que me conoce totalmente. He dado orden a mis hijos de que al morir, mi cuerpo sea incinerado y mis cenizas arrojadas al viento, exactamente sobre el estadio Metropolitano, un domingo de fútbol con Junior en el terreno de juego, así le ofrezco mi alma a mi virgen del Carmen que tanto me ha ayudado».

Fernando Perea, hijo del narrador, contó para PRENSA NEWS ese momento. «Así lo hicimos, fui personalmente con mi hermano Sidar, fue un partido Junior – Santa Fe, su voluntad fue que esparciéramos sus cenizas en el Metropolitano. Las directivas del Junior nos colaboraron e hicieron un homenaje muy bonito. Antes del partido pasaron un vídeo de mi papá en las pantallas del estadio Metropolitano, y mientras en las gradas coreaban ¡Perea, Perea, Perea! , caminamos con las cenizas y en la mitad de la cancha mi hermano abrió la caja y esparcimos las cenizas».

Ya no solo podemos decir que el estadio debe su nombre al ex futbolista Roberto Meléndez, y que el periodista Chelo de Castro fue quien propuso ese apelativo. No solo se hablará que es «La casa de la selección» y que allí Colombia ha logrado clasificar en cinco ocasiones a la copa del mundo, si no que además en ese lugar Edgar Perea acompaña por toda la eternidad al equipo de sus amores y al que el llamó «Tu papá».

Por: Mary Sánchez

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