Estadio Eduardo Santos: patrimonio en vía de extinción

En Santa Marta ha sido más fácil quitar el cercamiento que por más de 50 años rodeó la estatua de Rodrigo de Bastidas que la recuperación del Estadio declarado Patrimonio Deportivo y Cultural de la Nación.

En el año 2012 la capital del Magdalena se encontraba a la expectativa de la llegada del ídolo Carlos el “Pibe” Valderrama como director deportivo del Unión Magdalena para la temporada 2013. Lastimosamente, el anuncio vino acompañado de la noticia del cierre del espectáculo.

Debido a que el ex alcalde de la ciudad, Carlos Caicedo, consideró al escenario un peligro para la práctica deportiva profesional por el deterioro de sus estructuras, comenzó la historia del errante “Ciclón Bananero” trasladándose para Riohacha. El 3 de marzo de 2013 el onceno azul grana jugó su último partido en el fortín que lo vio ser el primer campeón de la costa en el año 1968. Aquel día se despidió de su tierra perdiendo 1-0 ante Llaneros.

Luego de ocho años del cierre del escenario, no es más que un viejo portón rojo con tres entradas principales, custodiadas por el monumento que representa la estampa del orgullo del fútbol colombiano. A pesar que la barra cienaguera de occidental hace muchos años no ingresa, allí continúan los separadores como un último grito a no ser olvidado. En la parte superior de la fachada en un color azul desteñido hay unas letras que no alcanzan a leerse pero no hay que ser adivino para saber que su nombre y apellido es Eduardo Santos Montejo.

Eduardo Retat en su época como timonel del unión señalaba con propiedad “En Santa Marta nadie me vuela la cerca”, curiosamente la expresión se volvió literal, debido a que en múltiples ocasiones el espectáculo fue empañado por faltas de garantías, al punto que aficionados lograban saltar al gramado.

Permanece en la memoria la cancelación más violenta de los clásicos costeños contra Junior. Se produjo la invitación a la guerra al momento de ser robado uno de las banderas de la Garra Samaria Norte. Aquella fatídica noche dejó un saldo de 8 heridos. (10 abril 2008).

En otro encuentro, Unión Magdalena había abierto el marcador con un gol a Barranquilla f.c, pero minutos más tarde los periodistas debieron tirar sus micrófonos, y abandonar transmisiones junto los demás aficionados pues fueron invadidos por avispas africanas en las cabinas que no tenían vidrios de protección. Dos enjambres de abejas estaban arraigados en una columna de la tribuna occidental (29 de marzo 2009).

Los malos manejos administrativos distritales, departamentales y del club han provocado el detrimento del recinto, la prueba de ello fue la suspensión de un compromiso debido a la falta de drenaje de la cancha. El presidente en ese entonces era Edmundo Emiliani quien tuvo que salir urgentemente a comprar una motobomba que a la final no funcionó, Oscar Julián Ruiz se vio en la obligación de postergarlo para el día siguiente.

Con el vetusto estadio de una remodelada Villa Olímpica y un polémico “Sierra Nevada” a las afueras de la ciudad, se puede entrever el más claro ejemplo de la división y la lucha por intereses particulares, desde el 2018 fue declarado Patrimonio Deportivo y Cultural pero hasta la fecha su remodelación solo ha quedado en palabras, tinta y papel.

Por: Mary Sánchez

Scroll al inicio