Daisy Herrera: una madre con solidez

Daisy Sofía Herrera Cuentas vive agradecida con Dios por haberle permitido ser la madre de sus tres hijos y la segunda madre de todos los estudiantes a quienes les ha compartido sus múltiples enseñanzas de estudio y la vida, desde 1980.

Con orgullo cuenta que cada año en la celebración del Día de la Madre siente que ha hecho un papel excelente, pues, el fruto de su dedicación lo ve plasmado en los valores y logros que hoy hablan bien de sus hijos; pero, mas importante, en el amor y agradecimiento que le expresan no solo los tres hijos que nacieron de su vientre, si no también sus estudiantes que hoy al igual que sus hijos son unos profesionales.

El título de madre lo tuvo al traer al mundo a su primer hijo: Jaime Navarro; ingeniero industrial, con quien aún comparte su casa en el municipio de Sabanalarga, Atlántico. Su segundo hijo: Juan Pablo, ingeniero electrónico, quien le dio a sus primeros nietos, de quienes la mujer de 63 años expresa “son todo para mí”. Y su última hija, quien lleva su nombre: Daisy Sofía, es medico y reside fuera del país.

Pero, ahí no para la lista de logros… La señora Daisy ha sido la maestra en Atlántico y muy destacada en Sabanalarga de médicos, ginecólogos, diputados, arquitectos y hasta de un exalcalde de ese municipio: Roberto León.

Tras cada logro hay una gran historia de superación, sacrificio y dolor. La de ella no es la excepción. Con solo 36 años enviudó tras fallecer su esposo; dejando a Jaime de 11, Juan Pablo de 9 y Daisy de 6 años. Este, es para la señora Daisy el momento más difícil en su papel de madre: consolar a sus hijos y convertirlos en buenos hombres para la sociedad, un trabajo que logró sola y con el profundo dolor que dejó la muerte de su esposo.

Este año, termina su trabajo como docente, el que, a pesar de su edad, continúa. Enseña Ciencias Sociales a niños de bachillerato en su municipio. Pero, hay algo que para ella no termina: y es su trabajo como madre, pero, hay uno que se ha vuelto muy especial para ella, y es el de abuela.

Por: Adriana Ricardo

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