Comunicación y Movimientos Sociales

¿Cómo han sido utilizadas las redes sociales en las protestas contemporáneas?, ¿qué impacto han tenido en los nuevos movimientos de protesta?, ¿De qué manera el uso generalizado de estas ha afectado la organización y comunicación de la protesta contemporánea? ¡El debate está abierto!

Este texto nos invita a una reflexión profunda sobre: “las redes sociales y los nuevos movimientos de protesta” debido a que el nuevo orden mundial enmarcado por los conflictos internacionales, el surgimiento de nuevos grupos de poder en el mundo, los cambios climáticos, en el ser humano y el universo, sin duda alguna; son consecuencia de la ciencia y la tecnología, que superan todas las predicciones hechas en el pasado por historiadores, filósofos y académicos, en relación con el conocimiento como fuente de control e instrumento de transformación del universo natural y social.

Indiscutiblemente el modo tradicional de organización de estos movimientos, con líderes identificables e identidades colectivas persistentes, se ha transformado en gran medida por una actividad de usuarios masivos más distribuida y emergente, habilitada por las plataformas de Facebook y Twitter, por un lado, por Amazon a través de la nube o por medio de Android a través de plataformas móviles. No obstante; el liderazgo y las identidades colectivas continúan desempeñando un papel vital en la contención en línea, así lo revelan investigaciones en comunicación política, estudios de plataformas, de software y economía política; estudios de movimientos sociales y una amplia gama de análisis de casos disponibles sobre protestas y redes sociales que se han publicado en los últimos años, los cuales trazan en detalle cómo las prácticas de protesta en las redes han tomado forma en diferentes partes del mundo.

Los cambios se ven reflejados en todas las estrategias creadas para fomentar las convocatorias y materiales activistas: desde hashtags de protesta, rumores de segunda mano, imágenes con Photoshop, evidencias de videos, hasta informes de testigos oculares han salido a la luz pública uno tras otro a través de estas plataformas, las cuales; no solo han resultado muy efectivas para los fines de movilización y comunicación de los activistas en las redes sociales, sino que también los moldea.

Para una mejor comprensión los escritores e investigadores Thomas Poell y José van Dijck se dieron a la tarea de realizar y publicar un estudio de casos sobre “la comunicación en las redes sociales durante los levantamientos egipcios y tunecinos de 2011”, considerado por muchos académicos como el comienzo de la actual ola de protestas populares (Poell et al., 2016; Poell & Darmoni, 2012); tres años más tarde aportan una nueva investigación sobre la configuración tecno-comercial de la actividad de protesta en las redes sociales. (Poell & van Dijck, 2015). A este debate se han sumado otros especialistas, que coinciden en que las plataformas de redes sociales han dado lugar a formas más distribuidas de movilización, organización y comunicación de protesta de abajo hacia arriba, debido a que las protestas se desarrollan simultáneamente en el terreno y en línea. Ya no hay diferencia entre, “estar en línea” o “fuera de línea”; todo se hace mediante el uso de dispositivos inteligentes en el mismo terreno y tiempo. Entre las respuestas más relevantes sobre este impacto encontramos las siguientes:

1.- Las redes sociales giran en torno a la solidaridad y la individualidad al tiempo que socavan la necesidad de un liderazgo formal»(Castells (2012). Crean unión pero no constituyen comunidad, por tanto; las redes sociales solo han “transformado la dinámica del activismo”.

2. Se han convertido en un «intercambio automotivador” de ideas, planes, imágenes y recursos ya internalizados o personalizados con redes de otros». Es una forma de «expresión personal» y «autovalidación» que genera una «acción conectiva» de grandes multitudes que requieren compartir identidades y reivindicaciones políticas sin necesidad de contar con tantos líderes prominentes, organizaciones formales de movimientos sociales y marcos de acción colectiva, (Lance Bennett y Alexandra Segerberg – 2012, 2013).

Los eruditos afirman que “Las redes sociales amplían la gama de actividades políticas reduciendo el costo mediante microdonaciones de tiempo y esfuerzo a la causa, ya que pueden convocar movilizaciones masivas.» Margetts et al. (2016). Este nuevo modo de contención popular está etiquetado como «pluralismo caótico», que constituye una individualización de la acción colectiva, «inyecta turbulencia en todas las áreas de la política y actúa como una influencia rebelde e impredecible en la misma vida política’ (2016: 200).

A raíz de todo este cambio entra en debate el surgimiento de nuevas formas de jerarquía y liderazgo tanto en las plataformas de redes sociales, como en las Calles; ahora se habla de «líderes conectivos»: líderes que están enfocados en conectar personas e información, Della Ratta y Valeriani (2014) y una forma de medirlo es a través de los LIKE. Activar, dar forma e incorporar las contribuciones de los usuarios son parte integral de cómo se ejerce este tipo de liderazgo. Los líderes conectivos facilitan y dirigen la participación de los usuarios de las redes sociales en la comunicación y movilización de protesta, sin embargo, por las misma condición sus actividades también pueden ser fácilmente monitoreadas y socavadas por las autoridades y el valor de la lealtad no es representativo para ellos. En consecuencia, los movimientos de hoy se presentan como el «pueblo», como «nosotros» el «99%». A éstos líderes no les interesa ser reconocidos públicamente por su seguridad, pero también por mantener la imagen de un movimiento popular espontáneo “de abajo hacia arriba”.

El debate cada vez más interesante, abre nuevos interrogantes; por citar algunos: ¿Sigue jugando un papel clave la colectividad en los movimientos de protesta contemporáneos? ¿Los momentos de conectividad emocional pueden entenderse en términos de «identidad colectiva”? Que la acción conectiva no gira en torno a «marcos de acción colectiva», opinan unos; que un «sentido colectivo de sí mismo» surge en el intercambio masivo de lemas y materiales de protesta en las plataformas de redes sociales, opinan otros. En todo caso vale la pena considerar que la dimensión «emocional» es un paso importante hacia la identificación de la colectividad tanto en las calles como en las redes.

Entonces, ¿conectividad emocional puede entenderse en términos de «identidad colectiva»? el tema se vuelve cada vez más polémico, “Cuando los manifestantes de hoy interactúan entre sí a través de las plataformas de redes sociales, a menudo dicen los especialistas en el tema: forjan «una subjetividad colectiva» que está bajo la presión constante de la desagregación en sus componentes individuales». En consecuencia, es importante la interacción fuera de línea y la construcción de la comunidad en el terreno para los interesados.

Ahora la preocupación es para los creadores de estrategias tecno-comerciales, ya que no es atractivo hacer publicidad en un espacio utilizado por activistas. Queda claro que a manera de protección de datos y de comercialización; prácticamente todas las plataformas han impuesto reglas para regular el contenido y el comportamiento ofensivo en éstas, sobre todo para la pornografía, la violencia gráfica, el discurso de odio y el trolling. Por otro lado se habla de una “gobernanza de plataformas” que se encarga de seleccionar el contenido y vigilar la actividad de sus usuarios, lo cual ha generado tensión en el manejo de las redes por parte de los activistas.

En conclusión, es evidente que los avances tecnológicos, en este caso las redes sociales pueden favorecer o desfavorecer el desarrollo de los países y del universo. No podemos aislarnos del nuevo orden mundial y mirar con lupa este proceso, que abre nuevas posibilidades de inserción en la dinámica global. En efecto, la polémica sobre el acceso a la tecnología avanzada, a un mercado más amplio de oportunidades y alternativas, continuará abriendo nuevos interrogantes, en la medida en que se impongan requisitos más rigurosos en el escenario internacional, esto también compete a los nuevos movimientos de protesta, que deberán seguir reinventándose para fidelizar a sus seguidores y fortalecer sus estrategias.

Por: Anwar Vargas María

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