Comunicación y educación; evolución hacia la educomunicación digital

Vivimos un momento trascendental en la educación y la comunicación, y digo trascendental, por que todo lo que converge de alguna manera, en el entorno social y sicológico del individuo, esta enmarcado en su forma de comunicarse, de recibir y dar un mensaje. Aspectos de un mundo globalizado, tecnificado, cada vez, mas digitalizado, pero sin el espacio justo para la reflexión, no sin antes el análisis, y la verdadera conciencia individual, lo mismo que para la cultura colectiva, pieza esencial, de lo relevante de estos sistemas implícitos, intempestivamente en nuestras vidas.

Pero seria una insensatez de parte de algún teórico, incluso académico, atreverse a vaticinar por los menos 50 años atrás, todo el desarrollo que hemos tenido en materia de tecnologías, así lo plantea Walter Temporelli al inicio de su texto sobre la aplicabilidad de las teorías del aprendizaje. Y es precisamente este cambio drástico, voraz, el que ha producido que se tengan que replantear, todos los modelos de interacción de las personas en los contextos de la sociedad, incluso, de forma prácticamente urgente, los sistemas educativos, así lo reseñan Savenyea, Olinaa y Niemczyka (2001).

Este cambio evolutivo de lo convencional, de lo tradicional, a lo digital, por tomarlo de alguna manera, ha desatado una serie de movimientos obligados y que también, con toda seguridad, no han sido aun definidos en plenitud. El deslizamiento conceptual al que se refiere Thomas (2010) nos ubica en el espacio actual, en el que no aparecen diferencias en contextos de aprendizaje presenciales y los virtuales. Desapareciendo los clichés sobre el fenómeno limitante de aprender, así mismo Bonk (2009) afirma que este auge o revolución técnica, hace que cualquier individuo pueda recibir conocimiento sobre diferentes temáticas, en lugares diferentes, en cualquier momento, convirtiendo los sistemas educativos (SE) en modelos omnipresenciales, debido a su condición contemporánea y futurista. Sin embargo, estaríamos en pañales en el verdadero análisis del impacto de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el sistema educativo (SE). Siendo estas aun, unas herramientas sin mostrar su magnitud, en esa misma línea según (Ravenscroft, 2003; Sang et al, 2010) obligando a reinventar todo el sistema educativo actual.

Todo nos empuja a mirar un mundo ciento por ciento tecnológico, donde este eje, hace que se deban realizar cambios profundos en lo concerniente a los procesos de aprendizaje y enseñanza, aquí es, y como bien lo reseña (Schneckenberg,2008),jueganunpapelimportantelosprofesionales encargados de implementar los sistemas de educación digital (SED). Donde se destacanloscomunicadores,docentes,informáticos,diseñadoresy psicopedagogos, quienes no han tenido la referencia correcta para avanzar en

el tramo y lograr metas en este tipo de proyectos. Llevándonos a la aparición de un verdadero profesional en esta área, que tenga las competencias para crear, diseñar y desarrollar investigaciones competentes en estas áreas.

Cuando referenciamos a un grupo específico de profesionales, que intervienen o podrían intervenir, en los espacios académicos, es justo ahí que se aprecian las falencias. En un sitio web académico observamos la mezcla de la comunicación, tecnología, el diseño, la fotografía, aspectos comerciales, imágenes, texto, etc, conformando una gran línea de disciplinas aplicadas a lo tecnológico. De hecho, cada uno de estos individuos posee una experticia orientada a la calidad de lo que se quiere proyectar en su portal, pero donde se presenta la disyuntiva es en este punto, sobre si quien tiene un manejo claro para el diseño, es decir un experto en diseño gráfico podrá tener las competencias en aspectos académicos, o si un experto en pedagogía tenga la capacidad de entender temas relacionados al diseño web y montaje.

La llegada de las tecnologías de la información y la comunicación, plantean este, y otros retos muy particulares, encaminados a reestructurar el convencionalismo académico, determinando innovadores modelos de enseñanza y por supuesto de la creación de nuevos rangos en lo profesional, descubriendo perfiles, como el del Educomunicador, un individuo preparado en procesos, estrategias y aplicación de metodologías para la optima prosecución de proyectos de educación, comunicación, y que tiene competencias en la correcta integración de teorías del aprendizaje, de teorías de sicología educativa y de métodos de cognición a las TIC (Morales, 2005).

Pero cuales podrían ser las competencias del Educomunicador, sin duda una persona que articule de manera correcta, clara y especifica, el conocimiento que desea implementar el docente en el alumno, a través de la utilización de las TIC. Siendo la plataforma de internet la principal herramienta que se utiliza durante este proceso. Sumando a eso, su formación como comunicador, y a la vez académico, le daría toda la capacidad para insertar puntos conectores claves, a la hora de trabajar proyecto de web educativos.

La sumatoria de varias líneas de acción enmarcadas en un solo individuo, harían de una forma muy segura, la construcción del perfil idóneo, para establecer un trabajo sistemático en aprendizaje, donde participen, docente, medios, comunicación y estudiante. Pero la capacidad del Educomunicador se vería reflejada de manera correcta, cuando este logra, que dicha comunicación o conocimiento sea utilizada a través de una metodología eficaz sobre como asimilar precisamente ese conocimiento o información (Cox y Marshall, 2007).

Pero este reto es el que debe asumir, debido a que muchas veces, la realidad de los contenidos que se quieren implantar, en este tipo de manejo informativo, educativo y comunicacional, debido a los cambios en sus esquemas, que pueden ser llevados a una realidad virtual, diferente a la inicial (Monereo y Pozo, 2008).

En ese orden, el grado de dificultad, o de manera contraria, el merito del Educomunicador, aumenta cuando logra implementar, gracias a su experticia, nuevos contextos de interacción, plasmados primeramente, por las tecnologías de la información y la comunicación, tal cual como lo señala (Pozo et al. 2009) para las que no estamos preparados aun cultural, ni genéticamente, y que coloca, un grado aun mas alto de exigencia, o peligrosidad al modificar el contenido de su estado original, para plasmarlo en uno digital.

La labor de nuestro profesional, debe ir encaminada a la socialización, como también, en el ejercicio de entender mejor, el cambio expuesto por las TIC en el aprendizaje, una evolución que debe ser consecuente, con la forma de pensar, inclusive reflexionar, del individuo al que se le va a direccionar dicho conocimiento, por eso (She, 2004) referencia que el cambio tiene que ser en actitud, estrategia, y forma metodológica.

Pero sin duda, que el Educomunicador cuando trabaja con este tipo de tecnologías, debe perseguir distintos objetivos, como su aplicabilidad (tecnologías viables y fáciles en el aula), su efectividad, (facilitar objetivos), evaluación sencilla y como base primordial, atreverse a lograr una mentalidad diferente en el alumno, llevándolo a un aprendizaje activo y creativo. (Arriata, Pérez y García, 2009).

Ahora bien, ese cambio de representación de la realidad de los contenidos educativos o de información tradicional, hace prioritaria la aparición, y posterior desarrollo de la figura del Educomunicador, para que facilite nuevas maneras de aprender, enseñar, basadas en la transferencia de control, y la gestión autónoma del conocimiento (Mateos y Pérez Echevarría, 2009).

El cambio sociológico, sicológico, y cultural del escenario educativo, por parte de las tecnologías de la información y la comunicación, han transformado el espacio de aprendizaje, en una gran amalgama de posibilidades para los educandos, ahora, no solo esta línea de acción es relevante, también aparece la interacción on-line de programas a distancia de educación y similares, donde los usuarios ponen en practicas innovadoras formas de transmitir esa comunicación o conocimiento. (Guardia, Sangra; 2015).

Dentro de las funciones del EDC, que surge dentro de la necesidad de investigar, crear, acompañar, orientar y asesorar al modelo de docente común, muchas veces, o casi siempre, con poco manejo sobre las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), encontramos la de adelantar una gestión de acompañamiento sostenible, de principio a fin, en lo concerniente a la construcción del modelo de diseño virtual, del aprendizaje, desde el inicio hasta el final del proceso. Logrando articular acertadamente el diseño, la comunicación y la educación, buscando estrategias seguras, para mejorar y optimizar el proyecto de aprendizaje (Temporelli Walter).

Esto quiere plantear, que, en el entorno real de la creación, para un plan de estudio, orientado a un programa de educación digital, el Educomunicador es el que tiene a su cargo un plan eficaz, usando la tecnología y la comunicación para la elaboración del curso (Vega, 2001).

Dentro del auge y la incidencia de los sistemas de ED, viene una gran reflexión sobre la participación del Educomunicador, aunque su figura es relativamente nueva en el entorno comunicacional – tecnológico – educativo, es sin duda un elemento de mucha relevancia. La gran mayoría de docentes, desconocen, o no han tenido la formación adecuada, en manejo de las tecnologías de la información y la comunicación, es aquí donde se hace fundamentalmente prioritario la labor del EDC. Su campo de acción podría ser infinito, ya que no solamente sería el acompañamiento en el contexto del aprendizaje, también tendría una incidencia muy alta al desarrollar estrategias comunicacionales, de diseño y tácticas, para contenidos culturales, institucionales y por que no, de algún tipo en el entretenimiento culto.

Es decir, con las capacidades y perfil que posee, su nivel académico, manejo de tecnologías, conocimiento en diseño, y capacidad de convertir en una trilogía poderosa estas tres líneas de acción, hacen al Educomunicador un profesional indispensable en el área de las TIC´S hoy en día. No en vano, la aparición de otras figuras, que también tendrían incidencia en el manejo de información digital, como los comunities manager y los social media, a mi parecer vendrían a ser, “soldados a cargo de un general de brigada”, utilizo esta analogía castrense, para referenciar al EDC como un gran general de 4 soles en materia de manejo y creación de contenidos de comunicación, académicos virtuales, dejando en una perspectiva, muy distante a cualquier rango, o cargo similar en lo tecnológico y educativo.

Situándonos en ese mismo contexto, pero enfocando mucho mas en la forma, mirando a la comunicación y la educación como el fondo, y al Educomunicador como la forma, todo esto enmarcado en el espacio de la creación de contenidos académicos en un programa de ED, es Cagné, quien sentó las bases del EDC, y en ese mismo sentido (Gros,1997) destaca, que antes de empezar un proceso se debe tener claridad absoluta sobre las metas y resultados instructivos deseables con base a cambios observables, es decir que antes de emprender este tipo de actividades de aprendizaje comunicacional virtual, es pertinente la claridad de lo que se persigue desde el punto de vista de transmisión de conocimiento, para luego, ir midiendo el impacto de dichos contenidos colgados o expuestos, y así posteriormente, plantear cambios que nos lleven a logran las respuestas esperadas como logros y objetivos.

Finalmente me inclinaría a un par de las conclusiones planteadas por Temporelli Walter es su texto (Aplicabilidad de las teorías del aprendizaje en los sistemas de educación a distancia: Una perspectiva constructivista), donde como primera reflexión dice, que se deben generar formas de evaluación, análisis y retroalimentación de las actividades que un usuario desarrolla, de tal forma que un sitio web represente un espacio co-construido. Muy acertado

Temporelli en su análisis final, según esta premisa el alumno, el usuario, o cualquier individuo esta en la obligación conceptual de participar en la construcción del modelo ideal de ese web site al que accede, y de alguna manera consume sus contenidos, de darse esta retroalimentación o participación doble lineal, (web site – consumidor) se estaría logrando un equilibrio solido para establecer objetivos en la impartición de esa. comunicación o conocimiento.

Otra de las reflexiones finales muy relevantes de Temporelli, en el mismo texto citado en el párrafo anterior (Aplicabilidad de las teorías del aprendizaje en los sistemas de educación: Una perspectiva constructivista), nos contextualiza en la exigencia participativa en todos los procesos virtuales o similares del Educomunicador. Siendo este el perfil mas idóneo a la hora de construir contenidos a través de las tecnologías de la información y la comunicación. Y quien además se posiciona como el individuo capaz de implementar una nueva disciplina académica, debido a la fortaleza de sus competencias en educación, comunicación y tecnología.

Por: Anwar Vargas María

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