Colombia “despechada” por la muerte del maestro Darío Gómez

Con una inusitada habilidad para enfrentar a los monstruos de la muerte, el amor, el desamor, la traición, la soledad y el olvido, Darío Gómez ganó la partida y paso a ser leyenda.

Por William Ahumada Maury

Cuando la muerte convirtió en leyenda a Darío Gómez, el país musical se dio a la obligatoria tarea de realizar análisis esquineros sobre su inmensa obra artística.

– ¿Qué es la música de despecho? – preguntamos a los barranquilleros.

Todos -incluyendo a los influyentes jóvenes con sus novedosas e inentendibles propuestas – asumieron que “El rey del despecho” no representó jamás a un género, sino que cantó a los contradictorios fantasmas emotivos de los colombianos.

Entonces, cuando las emisoras molían las canciones de Darío Gómez -y los entrevistados relataban con tono jactancioso el haber sido amigos íntimos y confidentes del difunto- se hizo inevitable el recorrido por toda la Arenosa, para escudriñar el impacto individual  de este golpe de mano de la muerte.

Por allá, por el extremo norte de Barranquilla, donde los estudiantes universitarios se reúnen en esquinas bajo techo antes de ingresar a clases, estuvimos.

Frank levantó su cuerpo sobre sus piernas, miró a sus amigos apiñados en una ronda, debajo de un kiosco, y dijo en tono solemne:

-La grandeza de Darío Gómez tiene una sola explicación…nos canta   a todos: a los salseros, a los roqueros, a los amantes del vallenato, a los universitarios, a los trabajadores. Canta a todos los que tenemos sentimientos. ¡Por eso es tan grande! – sentencio.

Las reuniones de estos estudiantes de la Universidad del Atlántico -en especial- se vienen realizando desde hace tres años, para estudiar la real orientación de gustos musicales de los barranquilleros: ¿Qué clase de salseros somos?

-De verdad pensábamos que los amantes del “despecho” no eran muchos en una tierra de salseros y seguidores del vallenato y la música urbana como Barranquilla, pero quedamos impresionados al ver una plaza repleta de gente cantando a la par de Darío Gómez sus canciones. Vimos adolescentes con los ojos cerrados y las mejillas enjuagadas en lágrimas, cantando a todo pulmón “Nadie es eterno en el mundo”. Por eso quiero analizar este fenómeno en esta reunión- solicito Frank, quien es profesor de derecho constitucional.

El grupo de estudios “Angola”, se había creado para discutir temas culturales en rondas de una hora, en un kiosco de bahareque cerca la universidad del Atlántico del norte. Pero la muerte obligó a un cuórum urgente para tratar el tema Darío Gómez y atrapo a doce jóvenes estudiantes de antropología, derecho y arquitectura por tres horas consecutivas.

-De verdad pensé que los seguidores de Darío Gómez eran solo gente amante de los bares y las tabernas. Por su naturaleza, esa música suele ser dolorosa, pesada. Pero la realidad que se vio en sus conciertos en Barranquilla, muestra otra cosa. Ejemplo vimos gente que nunca han estado en un bar. Los últimos conciertos en Barranquilla con El Charrito Negro, Luis Alberto Posada y otros artistas de ese género, demuestran que el maestro Darío Gómez es mucho más. Darío Gómez abrió las puertas del despecho y eternizo el dolor, la alegría, el amor, el desamor y la soledad como temas para reír o llorar cantando. Y eso nos corresponde a todos, incluyendo a los salseros, a los amantes del vallenato, a los roqueros, a todos aquel que tiene sentimientos- dijo Olga Lucia Agudelo, estudiante de la Escuela de Bellas Artes.

El reconocido periodista, locutor, Roberto Miranda Suescun, especialista en música popular confirma la universalidad de la obra musical de Darío Gómez, dentro de un género. ¡Ahí su grandeza!

Roberto Miranda Suescun, Especialista música popular

Quienes conocieron a Darío Gómez coinciden en su extraordinaria habilidad para llevar la tragedia a la música y penetrar la intimidad de los sentimientos de la gente.

“18 de febrero del año 2002. Noroccidente de Medellín, un asalto callejero llena de dolor a la familia del artista de música popular Darío Gómez, con la muerte de la joven Luz Dary Gómez Pineda, de 22 años, su hija”- reseñaron los diarios.

Este acontecimiento -que para el común de los mortales podría ser la razón para renunciar a cualquier aspiración en la vida- fue utilizado por el Rey del despecho, para hacer música. Con la muerte de su hija nació nació “Daniela” el tema que -según Orlando Jiménez, director ejecutivo del gremio de comerciantes en Barranquilla- fue la saeta que atravesó los corazones a los jóvenes de Colombia, y los llevó a ser cultores de la música de Darío Gómez.

Orlando Jiménez, director de UNDECO.

Cuando el sentimiento desmitificó la música popular y las letras directas de Darío Gómez destruyeron las barreras de la intimidad frente a azotes personales como la muerte, el amor, el desamor, la traición, la soledad o la violencia, se abrieron las puertas de nuevas oportunidades para este género en Colombia y el mundo.

Darío Gómez, con su apariencia de padre protector, personalidad jovial, silenciosa, detallista, con presencia impecable, organizado y de inédita tendencia a ser un importante empresario en lo suyo, abrió frente a si un panorama inusitado en Barranquilla.

– ¡Darío Gómez en una discoteca frente a reggaetoneros, salseros, vallenatos y grupos modernos de pelaos! ¡Eso va! –

La propuesta la hizo el joven empresario musical Jorge De la Hoz, un inquieto ejecutivo que anda rompiendo los paradigmas de la lógica en la vida nocturna de Barranquilla.

Abrió discotecas en la carrera 21 -el cordón umbilical de Barranquilla- en donde logro el equilibrio de la oferta musical entre el norte y el sur. – ¡Lo bueno cerca de todos! – propone:

Jorge De la Hoz, Empresario musical

Hoy la parca hizo leyenda a un fenómeno que tuvo la valentía de enfrentar al monstruo de la tragedia…con la vena de un artista.

¡Inmortal Darío!

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