Análisis: PAE servido y virtualidad sin internet

Después de entregada la instrucción o quizá la orden del Gobierno Nacional, autorizando u obligando el retorno a clases presenciales para continuar las actividades académicas en los sectores público y privado de todo el país, en virtud a la Resolución 777 del Ministerio de Salud y Protección Social que estableció los parámetros de bioseguridad para reactivar progresivamente la presencialidad en el país, el regreso a clases en los centros de enseñanza ha desnudado otras tantas crudas realidades en nuestro sistema educativo oficial, después de mostrar lo mal que estamos en virtualidad, conectividad, cualificación docente en educación digital, Infraestructura locativa e instalación de servicios como acueducto y alcantarillado en los colegios.

Volver a clases presenciales agudizó además de las reservas y temores frente al riesgo masivo de contagio de la Covid-19, otras circunstancias relacionadas con la debilidad del formato pedagógico bajo el modelo de alternancia educativa o semi presencialidad, y antes, eso que padres de familia y estudiantes no dudan en describir como el deterioro del proceso enseñanza – aprendizaje que afecta, fundamentalmente, la calidad de la educación impartida.

Más allá de los justos reclamos de los padres de familia, al igual que de los sindicatos y/o asociaciones de educadores con relación a que no están dadas las condiciones para retornar a clases presenciales en salones con escasa ventilación, baños deteriorados, algunos colegios sin servicio de agua potable o escasa capacidad instalada en materia de medidas de bioseguridad como lavamanos portátiles, otra y no me nos preocupante realidad ha sido puesta en evidencia: La utilización del Programa de Alimentación Escolar PAE como «mecanismo de presión» para obligar la presencialidad.

Así fue denunciado en la última semana por la Asociación de Padres de Familia del IED San José en Barranquilla. «A los estudiantes que no van al colegio no les están entregando los alimentos que corresponden al PAE», de acuerdo con la denuncia.

Al respecto, el alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo Heins respondió que «No se trata de una denuncia. Es una decisión del PAE porque ahora solo se entregan los aumentos servidos. También es claro que llevar los alimentos a domicilio y entregar otra parte en los colegios demandaría una logística muy complicada. Es conveniente que los niños retornen a clases presenciales porque esto mejora la enseñanza y la interacción les favorece para disminuir los niveles de ansiedad y estrés que han estado experimentando por cuenta del encierro», respondió el alcalde al ser consultado por la prensa.

Los padres de familia encuentran esto como otro mecanismo para presionar el envío de sus hijos al colegio.

Otra situación que desmantela las condiciones en las que hoy se debate la educación pública, es la presión laboral aplicada a los docentes para, de igual forma, obligar el retorno a clases presenciales.

Maestros del colegio Perpetuo Socorro, en Maicao-Guajira, vienen siendo obligados a trabajar en horario extendido para cumplir en doble jornada la enseñanza de estudiantes en presencialidad durante la mañana, mientras que la virtualidad es atendida en horas de la tarde. Se advierte que de esta manera también es condicionado el pago completo del salario a los maestros, quienes – además – deben dictar las clases virtuales desde sus casas porque el colegio no cuenta con conexión de internet, mientras que las clases presenciales son dictadas a la intemperie o en espacios improvisados porque los salones no cuentan con las condiciones mínimas de comodidad.

Así están las cosas a escasas tres semanas de iniciada la presencialidad escolar que más parece otra apresurada e improvisada disposición del Estado en medio de la serie de desaciertos para intentar, primero, contener la expansión del virus, y segundo, ahora para impulsar la llamada reactivación.

Por: Freddy Gutiérrez B.

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