Análisis: ¿El «plan» anticipado?

Después de todo lo ocurrido en lo que va del Plan Nacional de Vacunación PNV, no puede más que pensarse – sin ser escépticos o pesimistas – que tal vez ya nada podría asombrarnos ante tanta y evidente improvisación.

Primero el gobierno se demoró en anunciar cuando llegarían las vacunas contra el covid-19, mientras que en otros países de la región ya habían iniciado su proceso de aplicación de la primera dosis. Después, finalmente es anunciada una fecha pero al poco tiempo se convierte en la gran noticia la llegada anticipada de las primeras 50 mil vacunas al país, con aquel despliegue mediático-político ya comentado en esta columna. Y en lo sucesivo han seguido ocurriendo hechos que bien podrían ser utilizados para armar un guion matizado por el suspenso y drama, la intriga o el misterio, pero muy poca acción.

Precisamente, desde un par de meses atrás, y a las puertas de cumplirse  un año de iniciada la cuarentena y el  extendido aislamiento social, preventivo y obligatorio, los colombianos hemos venido reclamando acciones más efectivas del gobierno y su ministerio de salud para bajarle el tono a tanta incertidumbre provocada por el manejo de las emociones –  o mejor – de las expectativas que a todos nos genera el hecho de querer despertar un día con la certeza de que todo, finalmente, está controlado.

Se ha retrasado la aplicación masiva de las vacunas, incluso entre quienes representan el  grupo de la primera línea de batalla contra la pandemia. Y si bien la cantidad y el recibo de las  vacunas ha sido similar a la dosificación de un gotero, no es menos cierto que el llamado Plan Nacional de Vacunación tampoco ha cumplido con los niveles de agilidad, prontitud, claridad, eficacia y la confiabilidad que nos haga pensar diferente cuando de lo que se trata es de salvar vidas.

En las ciudades principales o capitales de  departamentos el manejo del PNV ha dejado visibles lunares: demoras en la selección de los primeros beneficiario de la vacuna; se han perdido, sobraron o mal manipularon dosis; surgieron los colados en la fila para ser inmunizados, los adultos mayores han tenido que salir a la calle – casi un año después de estar confinados por protección – para hacer cola y recibir así su vacuna gratuita, al igual que se han registrado fallas en la logística de conservación o refrigeración de vacunas, y hasta han surgido duras críticas a las Empresas Prestadoras de Salud o EPS ante lo que advierten como falta de criterio para priorizar la aplicación de las mismas.  Entonces, qué podemos esperar que ocurra en los municipios y corregimientos mal administrados por alcaldías politizadas que han venido manejando a su libre albedrío el sistema local de salud pública, o en veredas a las que no llega un médico, no hay un puesto de salud digno para ofrecer atención humanizada y donde su gente siempre ha estado muy distante de la mano del Estado.

Hoy la vacuna parece un sueño en ciudades intermedias donde el muy centralizado PNV es más demorado, mientras entre su población es creciente, día a día, el registro de personas infectadas y/o fallecidas por civid-19, y están a punto colapsar sus escasas Unidades de Cuidados Intensivos.

En el último año, entre los colombianos la incertidumbre ha mutado, y ahora con la puesta en marcha del PNV esa incertidumbre parece haber llegado a su máxima expresión. Y es así como por falta de confianza en las vacunas, una adecuada y oportuna información a la población, la incredulidad en el gobierno e inseguridad institucional, la sombra de la corrupción, una más marcada inequidad social y la manipulación propia del centralismo administrativo nacional – definitivamente – le han imprimido mucha desconfianza al plan que esperábamos más eficaz y eficiente – reitero –  por tratarse de salvar vidas.

En la presente semana se esperan muchas más vacunas de todas las marcas y temperaturas, e igual es el reto para las autoridades y empresas que operan la salud en nuestro país, que indefectiblemente deben recomponer el rumbo del Plan Nacional de Vacunación.

Por: Freddy Gutiérrez B.

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