La vida es dura y nos obliga a aprender y reinventarnos continuamente. Quien pudo haber sido uno de los mejores porteros en Colombia, hoy suele sentarse con frecuencia a leer el periódico en su mecedora de mimbre.
Para las nuevas generaciones de hinchas del Unión Magdalena el nombre de Jaime Deluque Barros probablemente no les diga nada. Sin embargo, los de antaño seguramente recordarán que este hombre otrora fue un jugador especial que hizo parte del equipo que alcanzó la primera estrella en el fútbol colombiano.
“Jimmy” como era conocido en el fútbol, hace parte del grupo de los primeros samarios en coronarse campeones con el Junior de Barranquilla; junto a Óscar Bolaño y Alfredo Arango en 1977; él era el amo y señor de la titularidad de Junior, pero en un abrir y cerrar de ojos una lesión lo llevó a las sombras del banco de suplentes, en una época en donde se consagraban buenos cancerberos.
En 1973, Deluque, proveniente del Unión Magdalena, cumplía una maravillosa campaña donde se destacaba por su buena condición, pero él no imaginaria que su calvario comenzaría ese mismo año el 29 de Julio en el estadio Palogrande de Manizales.
En un fuerte choque con el delantero uruguayo Óscar Barreto, que jugaba con el equipo albo, le ocasionó una fractura en su mandíbula que lo margino de la titularidad y apagó la confianza en sí mismo.
Jaime, de acuerdo a los entendidos de la época, era un excelente arquero, pero a nivel de clubes tuvo que esperar mucho tiempo para consolidarse en el Union Magdalena. Allí, brillaba en la titularidad Justo Ramón Sayas, y en Junior Juan Carlos Delménico, quien llegó como su remplazo para la temporada del año 1975 y a nivel de selección la suerte tampoco le sonrió, allí su titular era Pedro Antonio Zape
“Desde su lesión en la mandíbula perdió seguridad, en Junior era el mejor y tenía un récord, fue el portero con la valla menos vencida”, aseguró su amigo y compañero del equipo tiburón Jesús “Toto” Rubio.
El emergente con espíritu de titular tuvo que tomar una decisión que quizá para muchos en esa época fue descabellada, aunque muchos equipos le aseguraban que sería la estrella. Su determinación de quedarse con los tiburones le ayudó a tener su casa propia, pues ningún equipo le pagaría lo que le ofrecía el elenco rojiblanco aunque fuese el portero titular.
Actualmente, el ex portero lleva una vejez tranquila con su esposa, hijos y sus once nietos, a pesar que padece de una discapacidad auditiva al punto de comunicarse por medio de señas. En la actualidad, Jaime se mantiene lúcido, y con buena salud y recuerda que él fue el primer “Pibe” de Santa Marta, pues el mismo Rubén “Turco” Deive le dijo: “me voy a llevar al “pibe” Deluque para Argentina”.
Por otro lado, su buena memoria también le trae nostalgia. Recuerda con mucho cariño a sus amigos con quien fue campeón con el Unión Magdalena en 1968, pues entre ellos se consideraban una gran familia, y con el paso de los años poco a poco han ido desapareciendo.
No tenía una gran estampa como los arqueros de la época, pero era bravo, arriesgado, y ágil. A ésta estrella, el destino lo llevó a ser un portero suplente, pero se cuidó para ser el mejor portero suplente pues, citando a Diomedes Díaz, “si te inspira ser zapatero, hay que ser el mejor”.
Por: Mary Sánchez